miércoles, 29 de agosto de 2007

2. LA PERSONA

Miguel Angel, Ezequiel Pocos datos conocemos sobre la vida íntima de Ezequiel. Sabemos que era hijo de un sacerdote llamado Buzí. Probablemente, él mismo fue sacerdote, como lo sugiere su lenguaje, su conocimiento de la legislación sacral y su interés por el templo. De todos modos, al ser desterrado lejos de Jerusalén, no pudo ejercer su ministerio.

No sabemos qué edad tenía cuando fue deportado. Según Flavio Josefo[i] era todavía un niño; en este caso debió de nacer entre el 610 y el 605. Pero no tenemos seguridad alguna. Otros autores (Orígenes, Efrén, Schedl, Testa) piensan que el año treinta de 1,1 se refiere a la edad del profeta; de ser cierto, habría nacido el 622, cuando se encontró en el templo el Libro de la Ley. Si damos crédito a los datos del libro, es seguro que fue deportado a Tel Abib, junto al río Quebar, probablemente cerca de Nipur. Sabemos también que estaba casado (no hay noticias de que tuviese hijos) y que enviudó poco antes de la caída de Jerusalén.

Frente a esta escasez de datos biográficos extraña la abundancia de indicaciones sobre la personalidad del profeta. Tiene frecuentes visiones (1,1-3,15; 3,16a.22sss; 8-11; 37,1-14; 40-48), en las que actúa y participa. Más que ningún otro profeta realiza acciones simbólicas y mímicas (batir palmas, bailotear). Es propenso al abatimiento, aunque otras veces se muestra casi insensible. Durante un período relativamente largo pierde el habla.

Todo esto ha llevado a considerar a Ezequiel una personalidad enfermiza. Klostermann[ii] estima que los capítulos 3-24 son el diario de un enfermo, al que sigue su curación en 33-48. Según este autor, ya el relato de la vocación revela aspectos enfermizos (devorar el rollo); luego no puede hablar durante siete días; la visión de 3,22ss le indica que su lugar de actividad será el lecho de enfermo; durante 390 días (4,4) padece una hemiplejía de la parte derecha, a la que siguen 40 días de anestesia de la parte izquierda. Al cuadro clínico pertenece también el batir palmas (6,11; 21,9) y el bailoteo (6,11). La muerte de la esposa le hace perder el habla por completo. En resumen, según Klostermann se trata de una catalepsia. Años más tarde, Karl Jaspers diagnosticó a Ezequiel como una personalidad esquizofrénica[iii].

Los estudios de este tipo cometen dos errores fundamentales: el primero, interpretar ciertos datos al pie de la letra; el segundo, no contar con la existencia de añadidos posteriores al profeta, que no sirven para conocer su personalidad. Por ejemplo, 4,4-8 ha sufrido tales retoques y añadidos que no podemos basar en este pasaje una posible hemiplejía o anestesia. Sí parece cierto que Ezequiel tenía una sensibilidad especial, más fina y aguda que la de otros profetas[iv].

NOTAS

[i]. Antiquitates. X, 98.
[ii]. "Ezechiel. Ein Beitrag zu besserer Würdigung seiner Person und seiner Schrift": ThStKr 50 (1877) 391-493.
[iii]. "Der Prophet Ezechiel. Eine pathographische Studie", en Arbeiten zur Psychiatrie, Neurologie und ihre Grenzgebieten, Fs. K. Schneider (1947), 77-85.
[iv]. Sobre el tema véase: E. E. Broome, "Ezekiel's Abnormal Personality": JBL 65 (1946) 277-92; K. van Nuys, "Evaluating the Pathological in Prophetic Experience (Particularly in Ezekiel)": JBR 21 (1953) 244-51; N. H. Cassen, "Ezekiel's Psychotic Personality: Reservations on the Use of the Couch for Biblical Personalities", en The Word in the World, Fs. F. L. Moriarty (Cambridge 1973) 59-70.


No hay comentarios: